Los efectos del plomo

El plomo es un elemento tóxico que se encuentra en todo nuestro planeta. A diferencia de los minerales y las vitaminas, el plomo no aporta ningún beneficio a nuestros cuerpos. Puede haber plomo en el aire, la comida, el agua y el suelo. A veces se encuentra en muchos de los productos que usamos, como platos y vasos, joyería, juguetes y cosméticos.

La intoxicación por plomo es silenciosa. En el caso de los niños, a menudo no parecen intoxicados ni se sienten enfermos. Cuando los síntomas aparecen, suelen confundirse con otras enfermedades o trastornos.  Algunos síntomas de intoxicación por plomo en los niños son:

Síntomas de intoxicación por plomo
Irritabilidad  Fatiga Dolor en el vientre
Estreñimiento Pérdida auditiva Pérdida del apetito
Pérdida de peso Vómitos Dificultad para concentrarse
Dolores de cabeza Problemas de comportamiento  

 

Ningún nivel de plomo en el cuerpo está libre de riesgo. Incluso niveles muy bajos de plomo pueden afectar la salud de un niño.

Pueden causar, por ejemplo, problemas de comportamiento. Pueden afectar su cerebro y el sistema nervioso central.

En niveles altos, el plomo en el cuerpo ocasiona daños permanentes en el cerebro y el sistema nervioso. Estos daños pueden provocar convulsiones, pérdida del control muscular y coma.

En un niño, la exposición al plomo puede interrumpir el desarrollo durante su etapa de crecimiento. Los efectos más comunes del plomo en la salud son:  


Retrasos del desarrollo

Funciones ejecutivas

Las funciones ejecutivas cerebrales son un conjunto de habilidades mentales que usamos para aprender, para trabajar y para manejar nuestras vidas. Estas habilidades son:

  • la planeación
  • el comienzo y la finalización de las tareas
  • el control de las emociones

Aprendemos y usamos estas habilidades en la infancia, y las desarrollamos a medida que crecemos. La intoxicación por plomo puede retrasar el desarrollo de estas habilidades en un niño. Los niños con intoxicación por plomo tienen dificultades para comenzar y terminar las tareas y para prestar atención, y podrían ser más propensos a sufrir arrebatos emocionales. Estos efectos persisten incluso después de que el niño no tiene ya plomo en el cuerpo.

No es necesario tener un alto nivel de plomo para que estos efectos se presenten.

El habla y el lenguaje

Los niveles de plomo en la sangre afectan la forma en que los niños aprenden y procesan el lenguaje. Un bajo nivel de plomo puede dañar la capacidad auditiva de un niño y afectar así su capacidad de procesar el lenguaje. La disminución de la capacidad auditiva también puede afectar el desempeño del niño en la escuela.

Habilidades motoras 

A medida que crecen, los niños aprenden a moverse y a caminar con firmeza sobre sus pies. Los niños con altos niveles de plomo en el cuerpo corren el riesgo de tener un control muscular deficiente y problemas con las actividades motoras finas.


Discapacidades del aprendizaje

El IQ (coeficiente intelectual) 

La exposición al plomo y el coeficiente intelectual están relacionados: al aumentar el nivel de plomo en la sangre, el coeficiente intelectual de un niño disminuye. Incluso un nivel bajo de plomo puede afectar el IQ de un niño. 

Capacidad de atención

Los niños expuestos al plomo son más propensos a distraerse, a no prestar atención y a ser impulsivos.

¿Le suena familiar? Estos síntomas aparecen también en los casos de trastorno por déficit de atención (ADHD). A un niño se le podría diagnosticar erróneamente que tiene un ADHD en lugar de una intoxicación por plomo. Pídale a su proveedor médico que le haga pruebas de detección de plomo en la sangre.